lunes, 14 de abril de 2008

LED ZEPPELIN IV


Se considera a los años setenta como una de las épocas más doradas del Rock, ya que esta era representada por una indomable creatividad, que incluso, llegaba a superar con creces a lo que conocemos como “Inteligencia”. Cuando todos pensaban que era casi imposible encontrar un éxito arrasador que liderara esta famosa década, por la gran cantidad de excelentes músicos e himnos presentes, aparece, sorpresivamente, “Stairway to Heaven”, para cambiar radicalmente la historia del Rock.

1971 seria una de las épocas más recordadas por los fanáticos de Led Zeppelín, ya que en ese mismo año, estos clásicos ingleses, lanzaban su álbum más consagrado de todos, el llamado, por falta de un titulo, “Led Zeppelín IV”.

Este mágico cuarteto, inmortalizado por los míticos Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones y John Bonham dieron vida a “Led Zeppelín IV”, un notable trabajo que simboliza creatividad, talento, unión, pasión y sobre todo Rock. Estamos en presencia de una obra mística, fuera de lo normal y rodeada de leyendas ocultistas. Los extraños símbolos que representaban a cada integrante, la silenciosa portada sin titulo o la particularidad de algunas letras, formaron un excéntrico complemento que lo hicieron ser un álbum, realmente, seductor.


Lo primero que logran percibir sus sentidos es el clásico “Black Dog”, un tema representado por un hipnotizante y pausado riff que termina destacando, a cada momento, la inolvidable voz de Robert Plant. Mientras la misma melodía se repite una y otra vez, sorpresivamente, explota un Rockero solo a manos del talentoso Jimmy Page.

El desafiante “Rock and Roll” nos golpea de inmediato con una ruidosa, pero a la vez, seductora batería de John Bonham. El mítico Bonzo destroza, despiadadamente, nuestros oídos con su sorprendente potencial, dejando muy en claro, que es el mejor baterista que ha pisado la faz de la tierra. La violenta ametralladora sigue y sigue su ritmo, en compañía de unos densos riffs, que son complementados, magistralmente, por la sólida técnica del gran bajista John Paul Jones. De pronto, Robert Plant, entrega el último aliento de su voz, para dar paso al espectacular solo final del maestro Bonham. Es aquí cuando el nombrado “baterista más ruidoso de toda Inglaterra”, muestra con lujo y detalle, su endemoniado talento, inmortalizando así, uno de los temas más emblemáticos en la exitosa carrera de Led Zeppelín.

Cuando comience a aparecer, de menor a mayor, una calida melodía acústica, interpretada por una guitarra y una mandolina, será el debut de “The Battle Of Evermore”. Luego del potente “Rock and Roll”, Led Zeppelín, nos presenta una relajada canción, compuesta, por calidos solos que van girando en torno de aquella voz tan identificable. El semi susurro inicial, acompañado por coros, comienza a rellenar cada rincón de esta seductora interpretación, hasta terminar en un inesperado clímax vocal.

Al escuchar unos hermosos acordes, enlazados, por una letra llena de creativas metáforas…sabrás que es el momento indicado para subir al cielo. “Stairway To Heaven” te envolverá en una placentero y calmado ambiente, haciendo que tu espíritu comience, lentamente, a flotar. La música sigue su curso, las palabras fluyen del propio subconsciente humano, alrededor de aquella misteriosa fogata, y la batería se une al compás de la música, mientras el bajo completa esta verdadera obra de arte. Los acústicos acordes aceleran, el corazón se une a la maravillosa melodía sin explicación y tus oídos se sumergen al inmenso infinito sonoro. De pronto todo colapsa al unísono, la calida melodía se convierte en un potente riff, ayudado por una desesperada batería, que solo intenta seguir a la incompresible voz. El mundo se estremece, la realidad golpea y tu espíritu vuelve a caer, bruscamente, a la tierra, mientras tus incrédulos ojos observaran a esa extraña Dama que solo quiere comprar una escalera al cielo. La profecía de Led Zeppelín se ha cumplido y el Rock ha sido su testigo, en compañía de un oyente, que sin darse cuenta, ha estado, por solo ocho minutos y siete segundos, en un completo Paraíso musical.

El melódico “Misty Mountain Hop” posee uno de los ritmos más alegres del álbum, que va siendo ejecutado por una notable interpretación de John Paul Jones en el piano eléctrico y teclado, más la clásica técnica en las seis cuerdas de Jimi Page y la siempre precisa batería de Bonham. La llamativa melodía se repetirá, sin cesar, hasta que el señor Robert Plant expire la última letra de la canción.

Desde el primer momento en que el clásico “Four Sticks” aparece, el calido ambiente, existente hasta el momento, se tornará denso, gracias a su desafiante base rítmica, que acelerara sin descanso, de principio a fin, todos los espacios musicales de esta emblemática canción.

“Going To California” es una pieza musical realizada, al igual que “The Battle Of Evermore, por solo la guitarra acústica de Page, la mandolina de Jones y la carismática voz de Plant. Luego de la tensa “Four Sticks”, vuelve nuevamente la reflexiva calma a nuestros oídos, mediante esta maravillosa y recordada balada.

El Rockero “When The Leave Breaks” nos propone una atmósfera musical bastante especial, donde destacan los densos golpes de Bonzo en la batería. El sonido de esta clásica canción es bastante pegadiza, casi hipnotizante, donde sus creadores realizan una serie de sonidos interesantes, incluida una armónica, para brindarle a la mítica canción aires musicales perfectamente estructurados. “When The Leave Breaks” finaliza esta brillante obra de arte, que se ha mantenido por siglos como uno de los trabajos musicales más importantes, populares e influyentes de todos los tiempos.

El legado continúa y las nuevas generaciones de músicos siguen adorando a este legendario disco, que a pesar de pertenecer a una época totalmente de antaño, sus canciones siguen transmitiendo la misma energía y pasión. Sin duda, un espectacular logro que solo unos verdaderos “Monstruos del Rock” pudieron realizar a la perfección.